lunes, 19 de octubre de 2009

impresiones sueltas,(sin corregir)



18 septiembre
EN PARIS PIRAS A PRISA
Hoy fui al cementerio de Pere Lachaise, allí donde descansan los restos de quien alguna vez fuese Jim Morrison, o de un Balzac, o un Oscar Wilde. “Esquiusmi, am luquing for Morrisons grave”, “eeehhhh” (respondo yo, velozmente), “habla español?” “Si, claro”. Después un típico encuentro entre dos argentinos. Yo también estaba buscando la tumba de Jim Morrison, a decir verdad no era muy linda ni le hacia el menor honor al pobre tipo; es básicamente una rocallosa con su nombre real inscripto y una frase criptica que no se que significa ni en que idioma esta. “James Douglas Morrison”, rezaba la parte legible.
Luego me encontré gratamente con la tumba de Gericault y bueno, no mucho mas; yo esperaba que la tumba de Balzac fuese la enorme estatua que hizo Rodin, pero no, era un busto mas bien fiel y mediocre del escritor, que ni valía la pena fotografiar.
Lo mejor de Pere Lachaise fue la tumba de Allan Kardec, que yo en el momento no tuve idea de quien era ni porque se le acercaban esas personas tan curiosas, (sobre todo el tipo que puso su mano contra el busto como para traspasarse algún fluido o comunicar mediumicamente.)


Noto que en general los parisinos tienen cara de orto, y esto es indistinto de su raza, edad, sexo o posición socio economica o cultural. Es así, vas en el subte y, ahí donde miras, vez a alguien con cara de infeliz.
Antes de cerrarse, las puertas del subte hacen un ruido de pedo muy chistoso, no se porque los franceses no lo notan.
Que enorme paz me da no entender las palabras que me llegan desde la calle, es como un silencio o el canto de un pájaro. Que harto me tienen los sonidos repetidos de los porteños, de entender lo que dicen y su contexto exacto y etcetc.

7 de octubre
Tengo la impresión, aquí en Soumur, de que en cualquier momento van a lincharme por extranjero. Las miradas de una gran parte de la comunidad, (la mas pobre, la mas ignorante y visiblemente violenta), me acechan allí donde voy; como la mirada de un retardado, o mas precisamente como la mirada de las hordas que buscan en la sangre y la muerte ritual una salida a su miserable percepción de la vida; y obran en consecuencia con brutalidad, destruyendo con vigor aquello que no comprenden porque no quieren, porque temen.