lunes, 15 de marzo de 2010

Dante tras el mostrador de "La nueva rural". factotum. demiurgo


“buenísimo, gracias, hasta luego”.
Me traiciono a mi mismo todo el tiempo. El otro día tuve una conversación inmundamente derechista con el taxista que me llevo, estando yo plenamente borracho, a mi casa. En este caso particular el origen de mi hipocresía hay que buscarlo en la sensación de vulnerabilidad total que me dio estar solo en manos de un taxista a las tres y media de la madrugada atravesando calles desconocidas; generar empatia ideológica me pareció la mejor forma de camuflarme y no terminar amaneciendo en alguna calle del Once con sangre en el pantalón. Debo de haberle parecido un joven modelo porque llegue a mi barrio en un santiamén y redondeo la tarifa a mi favor.
Pero si lo pienso un segundo quizás el pobre chofer era una excelente persona que, al igual que yo, se sintió obligado a mantener los clisés que rigen las conversaciones superficiales de este tipo. Bajo esta luz, el hecho de llegar rápido a mi destino pudo haberse debido mas a su necesidad de deshacerse de mi cuanto antes, y el redondeo a mi favor a un gesto de compasión para con un pobre joven ideológicamente desamparado, resaca maloliente de la acción continua del neoliberalismo caníbal, (ja ja ja, viva el PO y la concha de su madre!).
Pero es cierto que muchas veces ando por el mundo siendo otro, alguien socialmente aceptable e inofensivo, que es lo que quiere el sistema, (otra vez: viva el PO y la concha de su madre!), y al mismo tiempo me repugna ver las maneras que toman los otros para lograr lo mismo, siempre serviles, o agresivos y maleducados.
Y otra vez llegamos a reflexiones mil veces hechas, como que la sociedad es una obra de teatro trágica y naufragante donde cada cual interpreta su personaje como se lo permite la poca o mucha, (o nula), versatilidad que los autores de esa obra, (que son unos hijos de puta desalmados), nos permiten.
Si, a mi me toca hoy por hoy la poca versatilidad; me sumí durante ocho meses en el fango atroz del trabajo a destajo, y hoy aquí estoy, tratando de articular algo que me facilite el lento retorno del sopor.