sábado, 6 de diciembre de 2008
momento
Tendría unos cinco años, vivía en Temperley.Lucio Vicente Lopez 37.A la vuelta vivían Leo y Coco, que eran hermanos, hijos de un colectivero; vivían en una casilla bien povera con su mama y su abuela, que una vez me salvo de la gripe con un te de yuyos.Resulta que nos invitaron a su pelopincho y yo salí y justo vino un viento frío y quede duro y luego empecé a temblar, así que la abuela apareció con un te y me salvo el pellejo.
Leo y Coco eran unos buenos tipos, de esos que no le tienen miedo a la mugre y a la aventura, que están templados por las penurias de la pobreza y que forman a veces mas que los propios padres el temperamento infantil.Para mi madre eran unos gronchos vagos y mala junta, pero, para mi, en retrospectiva, son personajes importantes;a la cabeza de los cuales esta mi hermano.
Se junto la turba alrededor mio, y empezaron a gritar, dale pablo pegale, rompele la cara pablo.y el pibito dio el primer golpe, me había elegido para hacerse valer, a mi, que tenia dos años menos que el, entonces alguien atrás me empujo contra el y yo empecé a llorar y a pegarle con todas mis fuerzas, y a patearlo y empujarlo; se puso a llorar y se fue corriendo, entonces todos gritaron y me alzaron en brazos vitoreando mi nombre.Eramos mi hermano y yo, el pibe golpeado, Coco, Leo, sus dos primos, Martin y, quien sabe, el nieto de Dobal, que vivía a la vuelta.
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